La economía dominicana mantiene una relación simbiótica con Estados Unidos que exige monitoreo constante.
Como principal socio comercial, destino del 55% de las exportaciones y fuente del 80% de las remesas, cada fluctuación en la economía estadounidense tiene un efecto multiplicador: por cada punto de crecimiento del PIB norteamericano, República Dominicana registra aproximadamente dos puntos de expansión. Sin embargo, 2025 ha sido un año de turbulencias.
Las políticas arancelarias erráticas de la administración Trump, combinadas con tensiones públicas con la Reserva Federal, generaron incertidumbre global. Según datos del FMI, los aranceles recíprocos implementados en abril redujeron 0. 5% las proyecciones de crecimiento mundial iniciales, aunque posteriores revisiones situaron el crecimiento de EE. UU. en 2% y el global en 3. 2%.
El mercado bursátil norteamericano, impulsado por inversiones en inteligencia artificial, ha sido clave en este desempeño. Estudios revelan que por cada $100 de ganancia bursátil, el consumo privado aumenta $4. No obstante, el sector manufacturero ha perdido 54,000 empleos desde enero, elevando la tasa de desempleo al 4. 6%. En el frente inflacionario, la tasa interanual cerró en noviembre en 2.
7%, por debajo del 3. 1% proyectado. Expertos como Gopinath (Harvard) y Neiman (Chicago) explican esta contención inflacionaria mediante un análisis detallado: las tarifas efectivas aplicadas (14. 1%) representaron solo la mitad de las legales (27. 4%), gracias a exenciones estratégicas y al uso de acuerdos comerciales.
Este complejo escenario plantea desafíos para la economía dominicana, altamente sensible a las decisiones que se tomen en Washington.
Redacción Dialektosdigital
