La construcción del puente peatonal en el estratégico Kilómetro 9 de la principal autopista del país ejemplifica el clásico dilema entre desarrollo urbano y molestias temporales. Expertos consultados coinciden: intervenciones de esta envergadura generan inevitablemente disrupciones logísticas. El verdadero desafío radica en la gestión proactiva del impacto.
Por un lado, la obra responde a una necesidad histórica de seguridad, tras años de accidentes fatales en este cruce peligroso. Por otro, los usuarios enfrentan congestionamientos que alimentan el malestar social. El caso revela carencias en la comunicación institucional y planificación de mitigación.
Autoridades deben equilibrar la urgencia de proteger vidas con protocolos claros para minimizar afectaciones al tránsito. Lecciones para futuras intervenciones: transparencia informativa, cronogramas realistas y canales efectivos de rendición de cuentas.
Redacción Dialektosdigital
