En la República Dominicana, el béisbol invernal trasciende el deporte para convertirse en legado familiar. Este relato personal captura cómo los Leones del Escogido unieron a tres generaciones. En los años 80, bajo el liderazgo de Felipe Rojas Alou y con figuras como Pedro Guerrero o Juan Samuel, el equipo rojo era sinónimo de excelencia.
El autor revive esas tardes en el Quisqueya junto a su padre, ejecutivo periodístico y apasionado fanático que vivía cada juego con intensidad única. Las anécdotas fluyen: desde los gritos a Rojas Alou que años después se convirtieron en cómplice reconocimiento, hasta el encuentro con Guerrero que marcó su infancia.
Tras 18 años de sequía, el renacer escarlata en 2010 reavivó la llama familiar, aunque el padre ya no frecuentaba el estadio. Hoy, esa pasión perdura: el autor y su hijo mantienen viva la tradición, criticando con igual vehemencia los errores actuales del equipo. Más que deporte, esta crónica muestra cómo los colores de un club pueden tejer identidad familiar a través de décadas.
Redacción Dialektosdigital
